El Turismo Educativo

Patricio Martínez

El viaje como instrumento de educación


Se entiende por Turismo Educativo a aquella actividad desarrollada por contingentes, que conformen un grupo de diez o más integrantes, en su mayoría menores de 18 años, que se alojan, visitan y realizan actividades turísticas en alguna localidad determinada.

El turismo educativo como tal es la experiencia del viaje pensado, el conocer lugares y aprender la esencia de los mismos. Conocer su contexto, su historia, en fin, adquirir conocimientos en “vivo y en directo”.

Existen dos formas de encarar un viaje. La primera, como una forma de esparcimiento, cambiar de entorno, descansar de la rutina diaria.

La segunda forma corresponde al turismo educativo, la persona que programa un viaje de estas características, no solo pondera el descanso y el esparcimiento, sino que planea volver a su hogar enriquecido por las vivencias y contenidos obtenidos, producto de la asimilación de conocimientos a través del viaje.

Por tal motivo, es preciso que exista una íntima conexión entre lo que es parte del público en forma de voluntad / necesidad y lo que le propone el producto cultural, que debe ser informativo, sensible, estético y mitológico, pues su apropiación se efectúa, en última instancia, a nivel simbólico. En la práctica esto implica que el producto cultural al ser presentado en el marco de una propuesta de turismo cultural requiere que esta presentación tenga respaldo de un conocimiento propio de la investigación científica.

El caso del noroeste argentino

Es necesario subrayar la imperiosa necesidad de desarrollar trabajos de investigación científica como respaldo a toda propuesta de turismo educativo. A partir de la experiencia regional del NOA, donde la propuesta turística tiene su base en el desarrollo del turismo cultural sustentado, en buena parte, en el atractivo de los numerosos conjuntos de restos de cultura material prehispánica. El turismo cultural - educativo puede ser entendido como una búsqueda de conocimientos por parte del turista que, lógicamente debe ser correspondido, valga la redundancia. con una oferta de conocimientos. El crecimiento del turismo debe estar vinculado con la adecuada protección del bien cultural. En el caso del NOA, el patrimonio arqueológico debe ser protegido no sólo porque es herencia que una vez destruido es irrecuperable (asociado a investigación, cultura, educación, sentido de pertenencia, etc) sino porque también es una oportunidad para el progreso de la sociedad actual gracias, entre otras cosas, al turismo cultural.
Una propuesta de turismo educativo que no tenga, al menos parcialmente, a la investigación científica como sustento resulta poco menos que inviable (al menos a mediano y largo plazo) además de ser contraproducente desde las perspectivas social, económica, ecológica y cultural. La investigación científica, con la participación activa de muy diversas disciplinas, acompaña al producto cultural en todas sus etapas. Es importante no solo al momento de la preservación y puesta en valor de los bienes, en tanto que una especie de hermenéutica cultural, resulta imprescindible en toda investigación que se ocupe de la dinámica de los bienes culturales y su proceso de apropiación social. Arqueología, Antropología, Historia, Arte, Museología, Arquitectura, Ingeniería, Ciencias Naturales, Comunicación social, Economía, Sociología. A nivel individual e institucional, la gran mayoría de los actores involucrados en los temas de gestión del patrimonio cultural son conscientes que se trata de abordar problemas complejos que requieren de soluciones complejas para resolverlos.

La intensa labor de investigación llevada a cabo en los últimos años en materia de turismo educativo, ha permitido lograr un mayor conocimiento acerca de las características y el alcance de este singular fenómeno social. Y aunque los resultados no permitan afirmar que el turismo educativo sea fuente de una nueva forma de viajar a gran escala, es evidente que por la importancia adquirida en la sociedad y por la singularidad que lo caracteriza, su estudio exigiría un tratamiento más próximo al método científico.

Estudiantes y el viaje educativo

            El turismo educativo orientado a estudiantes debe ser una experiencia inolvidable para aquellos jóvenes que lo realizan. Porque los objetivos no son únicamente académicos, sino humanos. Se busca la solidaridad y la maduración del joven / niño que viaja con compañeros de aula con fines lúdicos.

            La experiencia del viaje educativo debe ser organizada por los profesores, tutores y los padres, para que se aproveche de forma positiva el hecho de realizar un viaje de tales carácteríscas.

Los profesores responsables deben diseñar una guía de acuerdo con la ruta establecida, instrumento importante para sacar provecho de los días que  dure la experiencia. Cada uno de los alumnos del establecimiento educativo se incorporará a la cabecera de la ruta en la estación de tren / avión / micro de su ciudad. Con ellos viajará el Cuaderno de Ruta con el que tendrán que trabajar. Antes de emprender la marcha, es fundamental que aprendan un poco de historia y geografía de la provincia o localidad que irán a visitar y también las de los compañeros de otros centros de educación con los que les tocará convivir. Esta convivencia enriquece la tolerancia y el respeto de la idiosincrasia de cada niño.

Las actividades planteadas en el Cuaderno de Ruta exigirán al alumnado una visión particular de los detalles. Se trata de exprimir hasta la última gota de la retina joven e inquieta que mira y observa, aprende y se enriquece. Los fotogramas se sucederán, retazos de historia, de naturaleza, de gente, de gastronomía y artesanía, volverán en sus fotografías y videos, pero sobre todo ampliará el horizonte de su cultura.

La formación de operadores turísticos y el turismo educativo

El estudio del turismo en el nivel superior tuvo sus inicios en la Argentina a finales de la década del sesenta y comenzó a intensificarse y diversificarse durante los ochenta.

Este esfuerzo respondió a la necesidad de formar los cuadros directivos, que tanto en el sector público como privado, requeriría la evolución del sector ,con miras a obtener del turismo los beneficios de carácter económico y social que ya posibilitaba.

La etapa inicial arrojó como balance un alto grado de heterogeneidad en cuanto a los enfoques y objetivos de las carreras , las cuales, como de suponer se vieron influenciadas en el ámbito institucional en el cual estaban insertas, circunstancia que se puso de manifiesto en la disparidad de criterios existentes en cuanto a los conocimientos impartidos en cada caso durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Cabe expresar que en general, en el proceso de planificación y diseño de los planes de estudio se han procurado respetar los requisitos técnicos; es decir se elaboraron diagnóstico, perfiles de graduados y en función de ello se fijaron los objetivos de aprendizaje, y finalmente, se determinaron las estructuras de los planes de estudio.

No obstante ello, los grupos interdisciplinarios se vieron afectados por la influencia que ejercieron durante la determinación de la estructura curricular, las especialidades del área institucional en la cual se insertó la carrera dentro de los distintos centros de formación. Así, la conclusión fue, que si la carrera estaba ubicada en la facultad de economía, la estructura curricular conllevaba un marcado énfasis hacia la disciplina mencionada.

Otra razón para acentuar el citado panorama fue el escaso conocimiento, que se tenía del fenómeno turístico como tal, en las distintas disciplinas y, en particular, la formación parcial que caracterizaba a los especialistas en turismo que participaron en el diseño de las primeras currículas, cuyos conocimientos estaban focalizados a los aspectos de planificación física y la promoción turística y en algunos casos limitados a la hotelería.

En ese contexto, la contribución de los expertos en educación fue muy limitada, porque aún cuando estos tenían el manejo de los fundamentos técnicos de la programación curricular, no contaron con el aporte imprescindible de los especialistas del sector que los pudieran reorientar en cuanto al cuerpo central de conocimientos necesarios para la carrera.

Dicho de otra manera, formalmente los programas parecían válidos, pero en su contenido eran difusos o incompletos. Estas situaciones han sido las que en mayor grado, conformaron la actual situación de las estructuras curriculares.

Ese contexto exigió una revisión de los planes de estudio del turismo en el nivel superior y posibilitó encarar el diseño de una nueva estructura curricular más consecuente con la realidad.

Las investigaciones efectuadas han propiciado un mayor conocimiento del turismo como fenómeno social y han permitido una mejor identificación y delimitación de los campos de estudio de las distintas disciplinas que están relacionadas con el mismo.

En suma, ya no es posible seguir aceptando una formación profesional relativamente eficiente en este nivel y ello hace vital afrontar el compromiso de analizar nuevamente la estructura curricular de la carrera, cuya reorganización constituye una tarea insoslayable e inaplazable.

En otra línea se debe generar un programa de seguimiento más riguroso a los profesores que ingresen al sistema educativo, al tiempo que debe ser vital, la exigencia “de la actualización permanente, como también del vínculo profesional”.

La capacitación de los recursos humanos en materia de turismo en la Argentina ha padecido los mismos inconvenientes que en otros países latinoamericanos. Los centros de enseñanza turística, salvo contadas y recientes excepciones, carecen de planes de estudio adecuados a las necesidades de las empresas del sector.

En el caso del turismo educativo, la capacitación de los futuros operadores debe contemplar a la pedagogía como instrumento fundamental al momento de finalizar la currícula.

El operador turístico debe ser un maestro que conozca perfectamente el contexto sociocultural donde desarrollará su gestión. Por este motivo es primordial que los puestos de trabajo en la actividad turística, sean cubiertos por agentes locales.

Conclusión

El turismo educativo es quizás unas de las  herramientas para  que tengan los operadores turísticos y puedan captar un segmento de los potenciales turistas o viajeros que no son aprovechados,  pero que sería de gran importancia poder contar con esa variante para realzar el patrimonio turístico – cultural de una localidad determinada, mediante las visitas organizadas de grupos de personas dispuestas a hacer de un viaje, una experiencia única e irrepetible.

El rol que le corresponde al Estado, respecto del turismo educativo, es el de viabilizar la participación de las áreas vinculadas a la educación, junto a la Secretaría de Turismo y Deporte, Acción Social y el sector privado, en diseñar proyectos conjuntos que puedan afectar a la mayor cantidad de estudiantes y/o personas de bajos recursos económicos y, de esta forma, puedan disfrutar del viaje como una experiencia pedagógica. Así se podrá profundizar y efectivizar el turismo educativo. 


RESUMEN:

Turismo Educativo:
Se entiende por Turismo Educativo a aquella actividad desarrollada por contingentes, que conformen un grupo de diez o más integrantes, en su mayoría menores de 18 años, que se alojan, visitan y realizan actividades turísticas en alguna localidad determinada.
El turismo educativo es quizás unas de las  herramientas para  que tengan los operadores turísticos y puedan captar un segmento de los potenciales turistas o viajeros que no son aprovechados,  pero que sería de gran importancia poder contar con esa variante para realzar el patrimonio turístico – cultural de una localidad determinada, mediante las visitas organizadas de grupos de personas dispuestas a hacer de un viaje, una experiencia única e irrepetible.

El rol que le corresponde al Estado, respecto del turismo educativo, es el de viabilizar la participación de las áreas vinculadas a la educación, junto a la Secretaría de Turismo y Deporte, Acción Social y el sector privado, en diseñar proyectos conjuntos que puedan afectar a la mayor cantidad de estudiantes y/o personas de bajos recursos económicos y, de esta forma, puedan disfrutar del viaje como una experiencia pedagógica. Así se podrá profundizar y efectivizar el turismo educativo.

 

 


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